SAN JOAQUIN Y SANTA ANA, PADRES
DE LA VIRGEN MARÍA. Siglo I - ORACIONES
ORACIÓN I
Bienaventurados sois, oh Santos Joaquín y Ana, por habernos dado aquella niña benditísima, que alcanzó la más alta dignidad que puede tener criatura, pues vino a ser Madre del mismo Dios hecho hombre, y a tener en sus entrañas al que tiene colgado de tres dedos el universo; y vosotros después de ella sois gloriosísimos, pues sois padre de la Madre de Dios porque engendrasteis por gracia y por don sobrenatural a la que nos dio a Jesucristo fuente de gracia y Salvador del mundo. ¡Oh cuán ricamente adornó con todas las virtudes vuestras almas el Señor, para haceros tan señalada merced! Pues por estas mismas gracias que recibisteis, y por aquella soberana Princesa que disteis al mundo, os suplicamos que nos seáis abogados piadosos para con vuestra hija y con su Hijo Jesucristo, y nos alcancéis al amparo de la Madre y la bendición del Hijo, y perseverancia en la virtud y buena muerte, para gozar con ellos y de vos en los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN II
Gloriosísimos padres de María Santísima, amados abogados míos: me alegro con vosotros de aquel consuelo que tuvisteis cuando, después de muchos ruegos y oraciones, os avisó el Ángel que habíais de tener una hija tan santa. Miradme aquí postrado a vuestros pies, os suplico me recibáis por vuestro humildísimo siervo para que como tal os reverencie y ame. Es verdad que no merezco esta gracia, pero confío lo haréis por el amor de María Santísima, vuestra benditísima hija, y por los méritos de Jesús. Acordaos de mi ahora, y sobre todo en la hora de mi agonía; asistidme entonces, junto con Jesús, María y José. Amén.
ORACIÓN III
Gloriosísimos padres de
María Santísima, felicísimos abuelos de Jesús, modelos perfectísimos de casados,
y dulces abogados míos, yo me alegro con vosotros de aquel gozo y consuelo que
tuvisteis cuando, después de una larga esterilidad y de fervorosas oraciones,
os avisó el Ángel que tendrías tan santa Hija. ¡Oh, quién supiera imitar
vuestras heroicas virtudes! ¡Quién fuera, como vosotros, frecuente en la
oración, compasivo con los pobres, amante de la soledad, sufrido en los
trabajos y callado en los improperios! A lo menos por las gracias con que os
previno el cielo para tan eminente dignidad, alcanzadme que, haciendo siempre
la voluntad divina, y venciendo mis pasiones logre la dicha de gozar de vuestra
amable compañía en la gloria. Os lo pido por el amor de vuestra benditísima
Hija, y por los méritos de vuestro santísimo Nieto Jesús. Amén.
1.
Aunque de los padres de la Virgen María, San Joaquín y Santa Ana, apenas se
sabe nada con certeza, la tradición demuestra no obstante que su culto fue
temprano en Oriente, desde donde más tarde se extendió a todo Occidente. Con la
reforma del calendario después del Concilio Vaticano II, la festividad de San
Joaquín se celebra junto con la de su esposa, es decir el 26 de julio. Esta es
la razón por la que se ha preferido añadir a las páginas de devoción a Santa
Ana estas otras en las que se incluye a su santo esposo.
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